120 años: el #CineVenezolano está de cumpleaños

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120 años de pantalla grande criolla: el Cine Venezolano está de cumpleaños.

Fue en 1897 que los venezolanos conocieron las imágenes en movimiento, proyectadas ahí, frente a ellos, como si eso que veían respondía a un embrujo: el 28 de enero de ese año Manuel Trujillo Durán mostraba las que se consideran hoy día las primeras películas venezolanas, “Muchachas bañándose en la laguna de Maracaibo” y “Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa”, el emblemático lugar del nacimiento sigue de pie, imponente e histórico: el Teatro Baralt de Maracaibo. 

De ahí en adelante surgen los primeros cortometrajes, tanto público como cineastas surgen al ritmo del experimento. En 1916 llegó “La dama de las Cayenas” la primera película larga de ficción realizada en el país a manos de Enrique Zimmermann, para 1924 se filma la adaptación de la novela homónima de Gabriel García Márquez “La Trepadora”.

La realización cinematográfica en el país repunta durante el período presidencial de Juan Vicente Gómez, especialmente con la creación de los Estudios Ávila en Caracas, que se complementó con el surgimiento de la empresa Bolívar Films a principios de los 40, gracias a las negociaciones de Guillermo Villegas para traer al país un esquema de cine industrial.

Es entonces cuando “La balandra Isabel llegó esta tarde” surge entre el estudio y su coproducción con Argentina. A la emblemática película la dirigió el argentino Carlos Hugo Christensen, en cuyo guión colaboró Aquiles Nazoa, se llevó el premio a mejor fotografía en el festival de Cannes de 1951, para la edición de 1959 Venezuela volvió a tener presencia con «Araya» de Margot Benacerraf llevándose el premio de la Crítica.

En los 70 y principio de los 80 el #CineVenezolano (por sorpresa) hace ebullición en taquilla con el film “Cuando quiero llorar no lloro” de Mauricio Walerstein, racha a la que se sumaron “Macho y hembra” también de Walerstein, “El pez que fuma” de Román Chalbaud, “Soy un delincuente” de Clemente de la Cerda, “Macu, la mujer del policía” de Solveig Hoogesteijn y “Homicidio culposo” de César Bolívar, “Oriana” de Fina Torres –merecedora del Caméra d’Or de Cannes- entre algunos otros títulos.


Tras la crisis financiera de finales de los ochenta, el séptimo arte vernáculo renace con propuestas como “Disparen a matar” de Carlos Azpúrua, “Jericó” de Luis Alberto Lamata” y “Río negro” de Atahualpa Lichy.

En 1994 sucede algo trascendental para nuestro cine: nace la Ley de Cinematografía Nacional, vigente hoy en día. Esta ley trajo consigo la creación del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, ente rector que sustituyó al antiguo FONCINE. Durante esa década destacan las películas “Sicario”, “Huelepega” y “Garimpeiros”, colaboraciones entre Elia Schneider y José Ramón Novoa.

Tras “Manuela Sáenz” del artista y cineasta Diego Rísquez en el 2000, Venezuela se adentra en la era digital con “Yotama se va volando” (2003) del venezolano Luis Armando Roche y el mexicano Rodolfo Espino, le sigue la reconocida “Punto y Raya” de Schneider y “Secuestro Express” de Jonathan Jakubowicz que gozó de las abarrotadas salas de cine, aunque enfrentó una fuerte polémica por su contenido de denuncia.

“Elipsis” (2006) de Eduardo Arias Nath es la primera película venezolana que consigue distribución con la 20th Century Fox y su división latinoamericana, el mismo año “Francisco de Miranda” de Rísquez tiene el mérito de ser la más taquillera. Llegaría también la multipremiada “Postales de Leningrado” de Mariana Rondón y algunos otros títulos con la creación de la Villa del Cine, productora del Estado.

En 2010 Venezuela recibe con gusto una oleada de grandes filmes, que encabezaron “Hermano” de Marcel Rasquin, “Cheila, una casa pa’ Maita” de Eduardo Barberena, “Habana Eva” de Torres y “La Hora cero” de Diego Velasco, creador del icónico cortometraje “Cédula Ciudadano”.

Al año siguiente ve luz la cinta “El chico que miente” de Marité Ugás, “Reverón” de Rísquez y “El rumor de las piedras” de Alejandro Bellame. Para 2013 “Pelo Malo” de Rondón se lleva la Concha de Oro en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián –clase A- y “La casa del fin de los tiempos” de Alejandro Hidalgo revienta la taquilla y arrasa en festivales internacionales con su terror y suspenso, en 2014 “Azul y no tan rosa” de Miguel Ferrari se alza con el primer premio Goya del país; a la celebración le siguió el estreno de la super producción “Libertador” que enlazó en su crew artistas de todas partes del mundo, orquestados por Alberto Arvelo y con el protagónico de Édgar Ramírez, actor venezolano que ya repunta a nivel internacional.

“La distancia más larga” (2015) posa en pantalla grandes paisajes nacionales y gana Mejor Ópera Prima en los Premios Platinos, a finales de ese mismo año “Desde Allá” logra otro importante y primer galardón de esa envergadura: el León de Oro en el festival Internacional de Cine de Venecia.

Lamentablemente para 2016 la producción de cine criollo se ve mermada por la fuerte crisis que golpea al país y la calidad del mismo se ve comprometida, por lo que pocos títulos se asoman a cartelera, entre los que destacaron, sin duda, “Tamara” de Elia Schneider basada en la historia de la abogada y activista transgénero Tamara Adrián, y el documental “CAP: dos intentos” de Carlos Oteyza, también realizador del recordado y bien recibido “Tiempos de Dictadura” (2012), cabe destacar que «El Inca» de Ignacio Castillo es fuertemente censurada por su contenido, disputa que continúa y que espera pronta resolución para volver a la pantalla grande.

Ha sido un largo y variopinto viaje el de nuestro cine nacional, ávido por contar, por surgir y verse imponer, ha logrado engrosar su lista de producciones pese a la adversidad, siempre de brazos abiertos a prácticamente cualquier realizador, sea de la vieja o la nueva escuela, bueno o no tanto, a veces digno de celebración y otras de cuestionamiento… pero siempre nuestro, siempre criollo, siempre Caribe.

¡El viaje continúa!